¿Qué es la alegría?
¿Os lo habéis preguntado?
Yo llevo años trabajando, investigando y reflexionando sobre cómo se configura la conciencia. Y los ingredientes que la componen como son: las emociones, las creencias, la memoria, los pensamientos y los estados que habitan el alma-cuerpo. Los grandes maestros en los últimos años han sido, sin duda alguna, mis hijos.
Me han planteado y plantean retos que me han llevado a una liberación absoluta en mi vida, mucho antes de lo que pensaba.
Me he pasado mi vida creando obras de danza.
Pero con ellos descubrí que no sólo podía transformar mi conciencia y la de otr@s a través del arte.
Sino que debía crearme a mi misma, tal cual siento auténticamente que soy, completamente libre de cargas y ataduras o miedos.
Y crear mi propia vida.
Pues bien, andaba yo en la parte final de todo ello, cuando estas Navidades se produjo el click final en mi conciencia.
Y es que el 2014 ha sido el descenso absoluto al infierno.
Y no hay nada como volver de este sin miedo, con la convicción absoluta de decir basta, de empoderamiento total de tu vida y de que voy a ser feliz porque para ello no necesito nada más que mi actitud positiva y mi fe absoluta de que puedo serlo si cultivo la alegría compartida. Que no es otra cosa que encontrar un motivo cada día para estar contenta. Y para ello es muy importante hacer a través del gozo del cuerpo, para disfrutar cualquier instante o actividad más allá de la obligación.
Os pongo un ejemplo: Me gusta llevar ropa limpia, pero para ello he de lavarla y tenderla. Si lo hago por obligación en el momento que lo hago estoy pensando en otra cosa que prefiero hacer. Pero si lo hago cantando y disfrutando del solete, paso un buen rato y gozo. Y entonces doy gracias al sol y a la vida por tan buen rato que he podido pasar. En lugar de estar instalada en la queja de la obligación.
Hablo de cultivar un pensamiento positivo y una actitud de gozo del presente. Que hará que florezca la alegría y la gratitud por todo lo que recibimos
Si os fijáis en los niñ@s que están alegres, son niñ@s básicamente sin miedo.
Exploran con libertad y gozo a partir del deseo corporal.
Lo único que necesitan es libertad para escuchar y atender sus necesidades.
Placer para saber no sólo lo que les gusta sino lo que les daña.
Contacto físico y apoyo para salir del bucle emocional que el cerebro inferior dominado por sistema límbico controla pero que necesita del frontal para resolver.
Confianza real en que yo puedo hacer cualquier cosa cuando esté lista. Respetar para ello mis tiempos y mi exploración.
Sostén de otr@s en la enfermedad y en la discapacidad hasta que encuentre otra forma de resolver mi cuerpo.
Protección y guía hasta aprender a leer las señales de peligro.
Si todo esto se da, son niñ@s que crecen sin miedo. Y radiantes de alegría. Mas allá de las circunstancias externas que afecten a la vida familiar.
Sin embargo los niñ@s con miedo son tristes.
Por ello lo que propongo en estas clases de danza es explorar y bailar todo lo anteriormente expuesto desde la aceptación, la libertad, la confianza y el apoyo que mi experiencia y la del grupo puede brindar. Dando herramientas físicas para cultivar un pensamiento positivo y una actitud de gozo.
Respetando el impulso interno personal de cada persona.
Reprogramando nuestro sentir para gozar y disfrutar del instante a partir de dejar que baile la niña o el niño que habita en nosotros.
Sin prejuicios ni normas establecidas.
Desde la necesidad genuina de cada un@ cada día que bailemos.
Desde la catarsis que la risa, la locura, la libertad y la niña genera.
Todo el mundo nace con ello innato. Permitete redescubrirlo y reconocerlo.
Os espero para acompañaos en esta danza de la alegría y el gozo cada martes y/ o cada jueves.
